La logística inversa es, como sugiere su nombre, el proceso de logística emprendido desde el lado del consumidor y destinado al punto de origen. Sus objetivos pueden ser la recuperación de materiales o asegurar una eliminación adecuada de los mismos.
De su gestión dependen elementos tan importantes como el servicio al cliente, la reducción de costes o la apertura de frentes comerciales novedosos.
Ventas omnichannel
Los sistemas de ventas omnicanal son aquellos en los cuales el cliente asume el rol que antes correspondía al vendedor-distribuidor. Así, no se limita a acercarse a la tienda del barrio, sino que despliega una red de información por medio de la cual interactúa con diversas empresas.
De este modo, puede pedir que el producto le sea enviado al lugar donde lo necesite, e incluso que interactúe con intermediarios o con otros usuarios. Esto conlleva la posibilidad de compras colectivas y devoluciones desde diferentes lugares.
Logística inversa
La flexibilización del rol del cliente ha forzado a las empresas de logística a trabajar nuevos sistemas. Que el usuario final sea un emisor de mercancías es todo un reto. Así, aparecen necesidades que evidentemente no existen en las empresas: no hay un almacén, la red de distribución depende por completo de la empresa de mensajería, habrá que revisar el estado del producto y el embalaje al llegar a destino…
Oportunidad de negocio
La logística inversa ofrece de este modo nuevas oportunidades de negocio. La recuperación de materiales aporta al vendedor productos que puede revender como ocasión, segunda mano o reciclaje. Además, la reutilización de materiales permite aprovechar materias primas secundarias.
De este modo, supera su función inicial de devolución de productos defectuosos o recogida de residuos peligrosos, para convertirse en una verdadera fuente de recursos. Gracias a la logística inversa, el sector del retail puede reinventarse de nuevo, integrando soluciones novedosas y respetuosas con el medio ambiente.