Mejorar la gestión de almacenes puede parecer algo complicado, pero teniendo claros algunos aspectos clave todo el proceso se vuelve más sencillo. Gracias a una buena administración de este espacio se consigue mejorar su rendimiento y, por lo tanto, la productividad de la compañía. A nivel económico esto se refleja en una reducción de los costes que repercuten de manera directa en la cuenta de beneficios. A continuación se van a listar cinco buenas prácticas que pueden servir para la mejora de la logística de cualquier compañía.
Cómo escoger la estrategia adecuada para la empresa
Para saber cómo mejorar la logística, primero es preciso tener claro las tareas o aspectos que hay que lograr que sean más eficientes. En este aspecto no importa la relevancia de la tarea, desde los procesos más habituales a los esporádicos, todos son mejorables ayudando a la eficiencia del conjunto. Por eso, a continuación, se incluyen algunos consejos para poder conseguir una mejora del almacén que desemboque en una optimización de todo proceso logístico de la empresa.
1. Conocer la compañía y fijar la estrategia
No es lo mismo hacer la estrategia de un almacén de tamaño reducido que hacerla de uno que pueda ser más grande y contar con más entradas y salidas de mercancía. Además, el producto con el que trabaja influye a la hora de realizar la distribución del espacio. En este aspecto cobra relevancia la variedad que ofrece y el porcentaje de ventas que supone cada uno de ellos.
Para obtener toda esta información se debe realizar un estudio previo que permita obtener una idea global sobre la que trabajar. Otro factor a tener en cuenta son los planes de expansión. Si la empresa va a crecer en el corte medio plazo, el almacén debe contar con escalabilidad para poder seguir el ritmo de manera sencilla. Es vital conocer la empresa para poder analizar con detalle el número y tipo de pedidos que suele tener y, de ahí, organizar todo el almacén.
2. Organizar los productos
Organizar los productos es una de las tareas pendientes más importantes de muchas empresas con su almacén. Tener la mercancía bien ordenada favorece el proceso y las tareas logísticas. Esta organización no tiene que resultar lógica en una primera impresión, debe ser eficiente y adaptarse al espacio disponible. Para llevarla a cabo se puede recurrir a software de gestión para contar con un almacén denominado caótico. Este sistema busca la optimización del lugar con una colocación que cubre los huecos disponibles.
Otra opción es recurrir a una distribución basada en los productos más vendidos. Estos se sitúan más cerca de las zonas de embalaje para facilitar su recogida en el menor tiempo posible. Existen una gran variedad de alternativas para colocar el almacén, pero todas ellas deben reflejar las necesidades concretas de la empresa. Por ejemplo, se pueden colocar por tamaños o incluso por tipo de producto, como más cómodo sea para encontrarlos de forma rápida. También se pueden ordenar por los productos que suelen salir juntos y que tienen que estar cerca unos de otros.
3. Automatización de procesos
La automatización de procesos en el almacén consigue que los trabajadores de la compañía se puedan dedicar a otras tareas más importantes. Este tipo de programas pueden hacer el seguimiento de toda la mercancía, avisar cuando algo esté a punto de acabarse o incluso organizar las diferentes zonas para poder crear cadenas mucho más eficientes.
La maquinaría de envolver o la de producción de relleno ayudan a reducir los tiempos de empaquetado automatizando tareas. Además, los lectores NFC o de infrarrojos permiten la generación automática de las etiquetas de destino con base en los productos seleccionados en cada caja. Los tiempos de envío mejorarán y, por lo tanto, las ganancias de la compañía también.
4. Aprovechamiento del espacio
Para que un almacén funcione, el espacio tiene que estar bien ordenado. Lo más adecuado sería poder organizar las diferentes áreas dependiendo de las distintas tareas. Es decir, tener una zona delimitada para las salidas y llegadas de mercancía, otra para poder descargarla toda, otra para acumular pedidos pendientes… Si no tenemos claro dónde hacer cada cosa, es muy fácil que los procesos salgan mal.
Otro punto importante es el uso del espacio a lo alto. Las naves de almacén suelen contar con una buena altura que en muchas ocasiones se desperdicia. Sacarle el máximo partido es una necesidad para emplear todo el conjunto. Para ello se puede recurrir a estanterías móviles con robots de recogida automatizados. Otra opción es destinar este espacio a almacenamiento de productos antes de situarlos en su punto de recogida. Cada centímetro de espacio tiene un coste y es importante sacarle el máximo rendimiento posible.
5. Mejora del entorno de trabajo
Tener un buen entorno de trabajo mejora la eficiencia de los empleados del almacén. Este debe estar limpio, ordenado y, por supuesto, contar con zonas de descanso un poco separadas de las zonas de trabajo. Diversos estudios han demostrado que un espacio agradable de trabajo reduce el absentismo laboral y aumenta la eficiencia. A la hora de construirlo es importante fijarse en la seguridad laboral, la iluminación y ofrecer espacios en los que desconectar durante el periodo de descanso.
Dentro de la mejora del entorno se incluyen la implementación de maquinaria que facilite el trabajo. Transpaletas, carretillas o carros de uso individual de calidad ayudan a reducir riesgos y aumentan la productividad. Todos aquellos elementos que facilitan el trabajo son bienvenidos y ayudan a generar una buena atmósfera laboral.
Como se puede ver, mejorar la gestión del almacén se puede realizar con pequeños pasos que acabarán volviendo más eficientes todos los procesos y tareas del almacén. Esto llevará a un trabajo mucho más eficaz y, por lo tanto, menos gastos para la empresa. Esto supone un aumento de las ganancias en las cuentas, que sin duda es el objetivo de toda empresa.
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