El término finanzas operativas es muy común dentro del mundo empresarial. Esta nomenclatura hace referencia a un concepto muy concreto que engloba una serie de componentes de la contabilidad. Comprenderlos, analizarlos y mejorarlos ayuda a la salud económica de la compañía.
¿Qué son las finanzas operativas?
Definir que son las finanzas operativas es el primer paso. Este concepto, también conocido como finanzas operacionales, hace referencia a los recursos de índole económico que necesita una organización para su día a día.
Es decir, se focalizan en el desarrollo de las diferentes operaciones. Su objetivo es garantizar la eficiencia y rentabilidad que van a ofrecer en el corto y el largo plazo. Es importante no confundir este concepto con el de finanzas corporativas.
Componentes de las finanzas operativas
A la hora de calcular el estado de esta partida económica de la empresa, es imprescindible conocer los diferentes componentes que engloba. Esto incluye todos los elementos relacionados con la operatividad de la empresa, como puede ser el servicio de logística inversa.
Capital de trabajo
Es un básico que permite mantener la liquidez de la empresa y garantizar su funcionamiento diario. Se trata de la diferencia existente entre los activos y los pasivos corrientes. Es necesario que el resultado sea siempre positivo para poder garantizar la viabilidad y el funcionamiento.
Este montante varía en función del tiempo que necesita para cubrir sus procesos de compra venta. Esto es la inversión que se requiere desde la compra de la materia prima hasta el momento de recibir los ingresos por la venta del producto. Pero para realizar un cálculo real, es necesario evaluar todos los procesos simultáneos que se llevan a cabo y que se encuentran en diferentes puntos del ciclo.
Gestión de cuentas por cobrar y pagar
En este apartado aparecen los servicios o productos prestados o consumidos, pero pendientes de cobro o pago. Por norma general, existen unos plazos específicos para abonar o ingresar estas cantidades. Una buena operativa financiera implica un seguimiento y control de los mismos para que se cumplan los plazos de vencimiento fijados.
Gestión de inventarios
Se centra en la consecución del stock óptimo para evitar pérdidas monetarias y de pedidos. Esto incluye toda la cadena de suministros para evitar el desperdicio de recursos de todo tipo que suponen un gasto extra en la operativa. Mejorar la gestión de inventarios puede suponer un alivio económico para la compañía.
Eso sí, contar con inventario es una inversión, ya que sin él no existe la posibilidad de generar ventas. Esto puede llegar a suponer una pérdida de mercado que repercuta en la pérdida operativa con el consiguiente desenlace final. Asegurar un equilibrio óptimo que no genere pérdidas económicas ni de oportunidad es el objetivo de la financiación operativa en este aspecto.
Presupuestos y planificación financiera
Para mantener una buena salud económica, es imprescindible una planificación y previsión. La elaboración de presupuestos a corto y largo plazo evita el ahogamiento de la empresa y posibilita su crecimiento. Es necesario que la operativa pueda sustentarse de manera práctica y evidente para seguir generando ingresos.
Tipos de finanzas operativas
Existen dos tipos de finanzas operativas dentro de la empresa a los que hay que prestarles atención. Las dos categorías son las siguientes.
Finanzas operativas a corto plazo
Se centran en las transacciones que ocurrirán en un corto espacio de tiempo. Es decir, se focalizan en los dos primeros componentes analizados. Ambos cuentan con un gran peso en el funcionamiento diario de la empresa y su viabilidad en el corto plazo.
Finanzas operativas a largo plazo
Engloba las operaciones pensadas en el largo plazo. Esto incluye la planificación de las estrategias financieras como las inversiones o la financiación. Con ellas, se aseguran las posibilidades de expansión y crecimiento de la compañía y su llegada a nuevos mercados en el futuro. Todo ello dentro de las diferentes operativas que se necesitarán para ello.
Diferencia entre las finanzas operativas y corporativas
Estos dos conceptos pueden llegar a confundirse, pero hacen referencia a dos cuentas diferentes. Las operativas, como ya se ha definido, permiten garantizar el funcionamiento de la compañía.
Por otro lado, las finanzas corporativas tienen una visión más general e incluyen a las anteriores. Su objetivo es generar valor a la compañía y mantenerlo empleando los diferentes recursos financieros a su alcance. Buscan maximizar el valor que pueden obtener los accionistas.
Por ejemplo, si una empresa pretende dar el salto a un nuevo mercado, las finanzas operativas se encargan de determinar los costes y beneficios que requieren estos nuevos procesos. Mientras, las cooperativas analizan los resultados que traerán para el crecimiento y las opciones de financiación más óptimas para la empresa.
¿Cuándo y dónde solicitar el servicio de finanzas operativas?
Mejorar las finanzas operacionales de la compañía pasa por invertir en nuevas tecnologías o subcontratar empresas especializadas en ámbitos ajenos a la empresa. Por ejemplo, el movimiento de mercancías supone un gasto operativo de gran calibre para muchas compañías, su externalización puede suponer un ahorro significativo al dejarla en manos de profesionales que cuentan con más recursos.
La gestión de los almacenes es otro de los puntos de la empresa que consume más recursos. Invertir en software que permita optimizar el stock ayuda a reducir el espacio necesario y evita pérdidas por deterioro.
Otro punto importante es fijar unas políticas de crédito y pago claras y firmes, sin excepciones. Gracias a ello, la planificación será mucho más realista y se podrá evaluar la salud de la compañía de manera más clara.
Para comprender las mejoras en financiación operativa que se pueden llevar a cabo se necesita una consultoría especializada. Invertir en este aspecto supone un retorno claro que beneficiará a los planes de futuro.
Las finanzas operativas son uno de los aspectos claves de las compañías que permiten su funcionamiento diario. Su labor se centra en el corto y el largo plazo, focalizando sus esfuerzos en las actividades que garantizan los procesos de la empresa. Es indispensables no confundirlas con las de tipo corporativo y estar siempre dispuesto a invertir en procesos y tecnología que ayuden a mejorar su eficiencia.